Nunca confíes en la izquierda

Quiero cerrar mi post sobre los zurdos de izquierda diciendo lo siguiente: nunca confíes en ellos.

     Desde el Rey Luis XVI hasta la fecha, los zurdos han demostrado que no son gente de confianza.

    La Asamblea Nacional de Francia y sus diputados, en el año 1787 se habían juntado en el senado para protestar contra el Rey y contra sus políticas.  También estaba presente el clero. El Rey Luis XVI le dijo al clero que se retirara, y así lo hicieron los curas (se pararon y se fueron). También el Rey le pidió a los diputados jacobinos que se retiraran, pero estos no quisieron hacerlo. Luis XVI tendría que haberlos echado a patadas, pero era «muy pacífico» y les dijo: «no puedo obligarlos a hacer lo que no quieran». Y los dejó.

     Los diputados jacobinos, al ver que el Rey era «buenista» y que siempre decía que si, fueron pidiéndole cosas, al punto tal de que fueron tomando el poder; y al final terminaron decapitando a Luis XVI y asesinando a dos millones de franceses que querían permanecer católicos. Luis XVI no supo frenar a la izquierda jacobina cuando tenía el poder de hacerlo, y así le fue. Terminó él y su esposa en la guillotina. 

   Lo mismo le pasó a los cristeros. Al haber aceptado el pacto de entregar las armas, el gobierno masón de izquierda los masacró. Los cristeros habían sido obedientes a la jerarquía católica que les pedía aceptar el pacto con el gobierno y entregar las armas, pero fue un error, ya que los masones no cumplieron con lo pactado y los fusilaron. 

    En definitiva, confiar en un zurdo es como confiar en Satanás: te va a traicionar siempre. 

    No estamos hablando de los zurdos que son tales por ignorancia. Estamos hablando de los zurdos convencidos, aquellos que realmente son de izquierda y que buscan hacer todo lo posible por destruir las raíces cristianas de occidente. 

    En los zurdos que son tales por ignorancia no se puede confiar tampoco porque, lamentablemente, son serviles a los zurdos fanáticos. Pero los de izquierda que realmente son tales por convencimiento y por ideología van a utilizar todos los medios para destruir a todos aquellos que no piensan como ellos, y sobre todo para hacer desaparecer al cristianismo de la faz de la tierra. Hay que tomarlos como lo que son: enemigos de Dios, de la patria y de la humanidad en general. 

    Alguno dirá: «padre, no se olvide que como cristianos tenemos que perdonar». Estoy de acuerdo que hay que perdonar. Pero Cristo dijo: «perdonad y seréis perdonados». Nunca dijo: «confiad». Perdonar al enemigo es una cosa, confiar en él es otra. 

   Además, una cosa es el enemigo personal y otra cosa el enemigo de Dios y de la Patria. Al enemigo personal hay que ofrecerle la otra mejilla. Pero al enemigo de Dios y de la Patria hay que combatirlo, como bien dijo San Pablo 1 Cor 4 – 5. Hay que perdonarlos en nuestros corazones y rezar por su conversión; pero hay que combatirlos, porque de lo contrario no solo te pasan a degüello a ti, sino a tu familia y a todos los cristianos en general. 

     Los militares en Argentina hicieron bien en derrotar a la guerrilla comunista que quería convertir a nuestro país en otra Cuba. No todos los métodos que utilizaron fueron buenos y ellos no eran unos santos. Pero a la guerrilla había que derrotarla, porque a los zurdos no se les puede conceder UN MILÍMETRO DE VENTAJA.  Quien conoce la historia esto lo sabe. Dales a los zurdos un segundo y te aniquilan. Dales 4 años de gobierno y quizás no te los saques más de encima. Como bien dice el refrán: cría cuervos y te quitarán los ojos. 

    Yo rezo todos los días por la conversión de los enemigos de la Iglesia, sobre todo por la conversión de los zurdos. No los odio y si tengo que ir a visitarlos en el hospital para darles los sacramentos y ayudarlos a morir en gracia, lo hago (lo he hecho más de una vez). Sin embargo, tengo bien claro que son enemigos de Dios, de la Patria y del cristianismo en general. Hay que combatirlos, y hay que buscar todos los modos posibles para que no tengan ninguna posibilidad de tomar el poder en nuestros países; ya que si lo logran, estamos fritos. 

   Dante en la Divina Comedia cuando hablaba del infierno ponía en la puerta de este un cartel que decía: «los que entréis aquí, dejad afuera toda esperanza». Dante hoy en día diría: «si le abriste las puertas al socialismo marxista puede que estés viviendo el infierno anticipadamente». 

    Despertemos de una buena vez. No le abramos las puertas a la izquierda nunca más. 

    Bendiciones para todos.

Padre Tomás Agustín Beroch

Tomado de:
La red social X (anteriormente Twitter).